viernes, 20 de enero de 2017

KALACHAKRA –BODH GAYA 2017

“Kalachakra es un término sánscrito, utilizado en el budismo Vajrayana o tántrico, que se traduce como Rueda del Tiempo o Ciclo del Tiempo”. (De la enciclopedia libre Wikipedia).

La 34ª iniciación del Kalachakra fue impartida en Bodh Gaya (India) del 3 al 14 de enero de 2017, por su Santidad el XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso. 


Su Santidad el Decimocuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, nació el 6 de julio de 1935 en el seno de una familia de campesinos en el pequeño pueblo de Taktser, en el Tíbet nororiental y fue reconocido a la edad de dos años como la reencarnación de su predecesor el XIII Dalai Lama. Los Dalai Lama son las manifestaciones del Buda de la Compasión (del sánscrito Avalokiteśvara, que significa «Señor que mira hacia abajo») quien escogió renacer para servir a la Humanidad. Dalai Lama significa <<Océano de Sabiduría>>. 

La iniciación del Kalachakra es una enseñanza y una capacitación. Es un rito de paso para abrir nuestros corazones de peregrino en el camino hacia el Reino de Shambala. Las leyendas tibetanas hablan de ese Reino como un lugar oculto en las montañas del Himalaya, en el Tíbet. Un lugar en el que reinan la paz y la felicidad, a las que solo acceden los espíritus puros.

La iniciación del Kalachakra tiene el poder de reducir el conflicto y ayuda a crear paz de espíritu individual y, por lo tanto, en el mundo.

Unas palabras de Su Santidad el Dalai Lama.

- El propósito de la vida:

“Una gran pregunta subyace en nuestra experiencia, la pensemos conscientemente o no: ¿Cuál es el propósito de la vida? Me han interpelado sobre esta cuestión infinidad de veces y quisiera compartir mis pensamientos con la esperanza de que sean de beneficio directo y práctico para todos.


Creo que el propósito de la vida es la felicidad, ser felices. Desde el momento del nacimiento cada ser humano desea la felicidad, y no quiere el sufrimiento. Esto afecta a nuestra condición social, la educación y las ideologías. En lo más profundo de nuestro ser simplemente deseamos felicidad. No sé si el Universo, con sus incontables galaxias, estrellas y planetas, esconde un significado más profundo o no, pero, por lo menos, está claro que los seres humanos que viven en esta tierra se enfrentan a la tarea de conseguir una vida feliz para sí mismos. Por lo tanto, es importante descubrir qué es lo que traerá consigo el mayor grado de felicidad”.

Son imágenes que tomé en Bodh Gaya en febrero del 2016. También os muestro una secuencia de la creación de un mandala de arena por unos monjes tibetanos. Os adjunto un enlace sobre los mandalas. Es magnífico, y muy enriquecedor.


Casi todos los textos y las referencias que aquí aparecen los he tomado de una serie de artículos que están en la red. A mí me gusta decir de la nube informática. Es más poético.























domingo, 15 de enero de 2017

LA SABIDURIA DEL CAMINO II

“En estos días la gente busca conocimiento, no sabiduría. El conocimiento es del pasado; la sabiduría, del futuro”.
Son palabras de Vernon Cooper, de la tribu Lumbee en Carolina del Norte.
Tras una buena noche en el albergue de San Antón, en Melide, al final de la Rúa San Antonio, apenas despiertos,  se nos une “gente alada”. Es el amigo de Danel. Nosotros ya hemos desayunado. El gorrión creo que no. Difícil lo tiene entre tanta colilla de tabaco. En la fotografía ya no aparecen; me he dedicado con el Photoshop a limpiar el suelo del exterior del albergue de la Xunta para armonizar la imagen; con carácter retroactivo.
Tres kilómetros hasta Arca Do Pino, veintidós hasta Compostela. Melide  ya es un recuerdo.
Al final de un pequeño bosque de eucaliptos, en A Rúa, encontraremos este memorial dedicado a una peregrina irlandesa, Myra Brennan.
“And shall have some peace there for peace comes droping slow”.
“Y habrá paz allí para que la paz caiga lentamente”
Es un  pensamiento de William Butler Yeats, un escritor irlandés que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1923.
El memorial ya es de todos. Los peregrinos, a su paso por este lugar, dejan sus promesas y sus recuerdos de los ausentes, que aquí  se hacen presentes; también las pequeñas piedras a modo de ofrenda traídas en las mochilas  al inicio de cada camino; algunas desde los hogares de origen. Las piedras también son seres vivos y orantes.
Estamos en Arca Do Pino, también Pedrouzo. En este lugar las imágenes se suceden de forma casi acelerada. Apenas queda ya distancia a Compostela.
- Tierra baldía.
Sobre tu corteza crecen las espigas secas y desordenadas.
El abandono se adueña de ti. Tierra baldía.
Mis pasos apenas te hieren porque no hay vida en ti. Tierra baldía.
Nadie vendrá a recogerte y tus frutos se agostarán. Tierra baldía.
Al amanecer alguien se olvidó de ti; hasta la luz se ausentó. Tierra baldía. 
El poeta inglés Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot, Premio Nobel de Literatura en 1948, en su libro de poemas La tierra baldía, dice en el primer verso:
"Abril es el mes más cruel" (April is the cruellest month).
Ahora es julio, la canícula y el abandono también son crueles. El camino se acaba, ¿no es cruel?
El bosque de San Antón. De buena mañana… Nada, no hay manera. Tantos caminos a mis espaldas y en ninguno de ellos he encontrado el silencio de la niebla y un haz de luz cuando lo rasga.
El orballo de la mañana empapa, es casi invisible a nuestros ojos, pero los colores de la masa arbórea se multiplican; todo se llena de silencio; los pájaros ya no cantan. Solo escucho el sonido de mis pasos al pisar el manto de hojas. Ya no cantan.
Voy y vuelo en el bosque; avanzo y retrocedo sin temor al tiempo. Parece como si buscara un agujero para ir y volver; el agujero de gusano, el camino del espacio-tiempo. Voy y vuelvo.
Vuelve la luz rompiendo las tinieblas. Es como si procediera de varios focos y sus haces se posan allí donde la oscuridad se retira sin apenas tiempo para ello.
Y otra vez la barbarie reina en un hito (lo prefiero a la palabra mojón que tiene otras acepciones menos románticas). Transcribo en su totalidad lo allí escrito:
“Fac pipuo pelerin cismi cant for katepla espan”
No tengo ni idea de su significado… Si alguien lo puede traducir podría ser muy didáctico por su magnitud y su trascendencia. Esto último es pura ironía; la mía.
Amenal, el bosque se termina. Ya no hay manto de hojas, solo tierra reseca. Las nubes no están en el cielo, están en la tierra;  las nubes ahora son de polvo. ¿Acaso nos recuerdan algo?
Kilómetro 13, Cimadevilla. Una ofrenda, otra basura y ganas de eternizarse; con lo bello que es el anonimato. Quizás todo esto es fruto de complejos personales. ¡Pero si todos somos queridos y amados! Silencio. Silencio para que cada uno pienso en ello.
¿Cuál es el silencio de las palabras? ¿Quizás su ausencia? Silencio.
Es una buena forma de hacer Camino. Silencio.
San Paio, el túnel que hay debajo de la autovía. Una vez más desean eternizarse y en una pared plúmbea dejan su rastro de nuevo.
Compostela, Santiago de Compostela, de nuevo hemos llegado. ¡Gracias Señor Santiago!
Llegamos de nuevo. Y cerca de la Praza Obradoiro…
“Soy una persona muy triste, tengo dos niños, no tengo casa, no tengo trabajo. Por favor, una moneda para comer. Ayúdame por favor. Gracias”.
Algunas cosas seguimos viéndolas desde lejos. Ellos también están en el Camino.
Contemplo  en un silencio orante a La Piedad de la iglesia de San Fructuoso; también conocida como la “Iglesia de las 4 Sotas”. Otra vez buscando el Silencio y también el frescor de sus piedras… y la vuelta a la realidad. En uno de sus muros hay una calavera tallada en piedra con este lema:
"Ut video vidi. Sicut me videtis videtis. ""Como te ves, yo me vi. Como me ves, tú también  te verás".
Algo parecido hay tallado en piedra en el frontispicio del camposanto de Los Arcos en Navarra, a la vera del Camino, a la derecha:
“Yo que fui lo que tú eres, tú serás lo que yo soy”
Unas líneas dedicadas al recuerdo de dos peregrinos que marcharon a la casa del Padre por el Camino de la Luz en el 2016.
Vital Van Espen, alma mater y presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Lescar, Francia. Vivió ochenta y siete años apasionadamente dedicados a su familia y el Camino. Él nos continuará protegiendo haya donde se encuentre.
Jesús María Luaces Escontrela de Zumaia, en el Camino del Norte. Peregrino enamorado del Camino y buena persona. Infinidad de caminos a sus espaldas recorridos de forma sencilla y silenciosa. Él también nos protege.
Y tantos peregrinos de todo el orbe. Ellos nos anteceden por los caminos de las estrellas.
¡Buen Camino Peregrinos! Ultreia et Suseia!












domingo, 8 de enero de 2017

LA SABIDURIA DEL CAMINO I

Es un buen libro, os lo recomiendo. Y es un buen regalo para uno mismo. Luego, si podéis, compartidlo: Los Guardianes De Sabiduría Wisdomkeepers. Sus autores: Steve Wall y Harvey Arden. Editado el año 1993 por Alba Editorial.
Descubriendo el buen camino.
“Todo el mundo tiene que encontrar el buen camino. No puedes verlo, pues es difícil de hallar. Nadie puede mostrártelo. Cada persona tiene que encontrar el camino por sí misma”.
Son palabras de Charlie Knight, de la tribu Ute, de Colorado.
El Cristo de la iglesia de San Pedro en Ambasmestas. Es uno de los pequeños reinos que jalonan el Camino del Silencio. Sus paredes te acogen; son atemporales. Ahora, en verano (es el mes de julio) su frescor  te envuelve y el cuerpo descansa. Mañana marcharemos hacia O Cebreiro.
Y en el camino, antes de las primeras pendientes hacia La Faba, veremos la iglesia de San Julián de Herrerías. Una masa arbórea la protege de nuestras miradas. Quizás, pienso, en un próximo Camino y tomar más tiempo para detenernos y contemplarla más de cerca. Seguro que San Julián nos podrá relatar historias de peregrinos.
Al llegar a La Faba, mi cuerpo dijo ¡basta! Fue premonitorio el cartel de prohibido el paso que había en una leñera invernal. Mientras bebía un  poco de agua para recuperar el resuello, no fue difícil imaginar el calor de la lumbre en invierno cuando la nieve llega hasta las rodillas.
Pero ahora es verano y, debajo de un plátano de sombra en Vilar, la luz del sol transparenta sus hojas y la radiografía de un moscardón nos confirma su buena salud. El puñetero descansa y yo, debajo, disfruto de una buen pintxo de tortilla. Son las “cosas” del disfrute del Camino cuando no hay ninguna prisa. ¡Ya llegaremos!
En Ramil su castaño centenario carece de corteza de tanto “toqueteo” de los peregrinos a su paso. Me despido de él: ¡Hasta la próxima! Yo no lo toco. Me conformo con salivar pensando en un buen caldo gallego a pesar de los treinta grados; quizás sean mis deseos más sibaritas los que me redirigen el pensamiento hacia un lacón con grelos. Hay un buen mesón en Triacastela. Su churrasco a la parrilla es legendario entre los caminantes.
Ya en A Balsa, pasaremos ante la ermita dedicada a San Antonio. Quizás es momento de restaurarla; dan “penita” sus santos. Aquí nos descubriremos para orar un rato. Cosas del Camino; este tipo de  pausas permiten disfrutarlo.
Después de un buen salto geográfico y en el tiempo estamos en Morgade.
¿Qué intimidades estarán contando estos dos peregrinos? Es mediodía, después del bocadillo en Casa Morgade. Seguro que se han conocido en el Camino y ahora son amigos de toda la vida. Otra vez son las cosas del Camino.
Nos acercamos a Moimentos y antes, en el kilómetro 96, estamos en el alto Pena dos Corvos. Un hito del Camino. Luces y sombras: claroscuros.
- Wher is my chinadoll?
No queda más poético:
- ¿Dónde está mi muñeca de porcelana?
¡Cuanto “artista” frustrado! Pero no por su arte, sino por sus carencias personales, por no decir una burrada. Y así en casi todos los hitos y mojones del Camino.
Y después de Portomarín, Gonzar.
Gonzar es un buen lugar para descansar. Es una pequeña aldea gallega. El campanario de la ermita de San Andrés  se yergue hacia el cielo atrapando las últimas luces del día. Pero esas luces nos recuerdan que no serán las últimas; mañana, al amanecer, habrá otras: las del alba.
Buscando el nombre de la ermita he hallado una historia, quizás una leyenda más o menos mágica: la “espiritada” de Gonzar… Poned un poco de vuestro empeño para llegar a ella.
- Hospital da Cruz: albergue a 150 metros.
De este lugar tengo un grato recuerdo de la hospitalera. Gracias a ella pude preparar una cena en la cocina (me dejo unos cacharros). La cocina estaba desmantelada; hay un bar cercano… Fue en el Camino del 2011. En el albergue conocí a un artista colombiano, Juan Pablo se llama.
- Todavía te recuerdo; te reconozco a pesar de las nieblas de la distancia.
Compartimos la cena: una sopa de sobre y macarrones de vigilia.
Al anochecer, tumbado en un tálamo sin doncella, el techo del albergue se asemeja a una bóveda de maderas traveseras; parecen antiguas, traídas de otra casa. Quizás  de alguna casa de labriegos. Casas que hay en las lindes del Camino, de techos derruidos y olvidados. Olvidados por el tiempo y sus gentes. Solo quedan unas paredes de piedra negra y sillería granítica.
- A través de la ventana, noche estrellada, noche de abril, puedo ver el firmamento. Un poco más tarde, el vaho se adueña de los cristales y todo se difumina; el sueño me atrapa. 
En el kilómetro 71, en Portos, encontraremos el albergue A Paso de Formiga. Su lema: donde el tiempo se detiene. En una ventana abierta el viento penetra, es su camino natural, y mece  una cortina colorida. Pero nosotros seguiremos hasta Melide; el tiempo viene detrás de nosotros y su viento nos acompaña.
Música para respirar.