viernes, 14 de abril de 2023

Camino de otoño-A Fisterra e Muxia II-Autumn Way

Cuando la poesía aparece caminando entre nosotros, el tiempo desaparece… En el sutil vuelo de una tarde de otoño.
(Jose, del Albergue Ultreia de Castrojeriz)

Camino incierto,
arena plateada.
Finis Terrae.

- De mi pequeño diario: De Fisterra a Muxia.

Una anécdota sobre ciertos "peregrinos".
 
Hoy, en el albergue de la Xunta en Fisterra dos peregrinos han entrado completamente ebrios a eso de las 4:45 a.m. Luces encendidas -eso sí, brevemente- ruidos varios y, al final, ronquidos estentóreos. Tenían la clave de la puerta de entrada como todos los peregrinos. ¡Libre albedrío!

Para las ocho de la mañana había que dejar el albergue, según las normas de la casa. Pero ellos, tan ricamente en el “tálamo”. Y yo (reconozco que he sido un poco cabroncete) mientras empacaba las cosas he introducido en el bolsillo de mi pantalón el cascabel que vengo utilizando mientras camino: Su tintineante sonido provoca que los canes ladren antes de llegar yo a su presencia. Y el experimento ha funcionado. A resultas, he tenido que escuchar algún soez improperio, pero solo por un instante. En seguida he silenciado el  impertinente cascabel. 

Estos mal llamados peregrinos, ciertamente impresentables, tienen dinero para tangibles pitanzas y diversas licencias etílicas: Albariño, cervecitas y orujos varios. Vamos, lo que se tercie. ¡Que sus odres estomacales parecen no tener fondo! Eso sí, a dormirla, al albergue de turno: A ocho euros la noche.

Los responsables de la "ruta turística" en la que han convertido el Camino, continúan de perfil y mirando hacia otra parte.

¿Solo bosques de ocres colores? ¿Solo suelos multicolores? ¿Solo luz plateada?

Clínex blancos,
crudos colores.
Manada de cutos.

Llego a un cruce de caminos: Hacia la derecha queda Cee, hacia  la izquierda, Muxia. Me encuentro en este lugar con un cruceiro, el de Marco do Couto, perteneciente a Dumbria. Y he aquí otro de los sinsentidos (desaguisados) del Camino: El cruceiro ha quedado completamente integrado en la calzada alquitranada. No confundir con Calzada Romana… Desconozco la antigüedad del cruceiro: Búscalo, pero no hállalo.

Camino oscuro,
luna oscura.
Estoy perdido.

Y continuamos en el Camino. Nada tiene fin, todo principio. En una radio a pilas suena la “Noche más fría del Año” de Blind Willie Johnson, en el programa “Sofá Sonoro”. Curiosa, la radio. Sin pedir permiso a nadie se ha alojado en casi todos los hogares; a veces, incluso, en algún cajón, para ocultarse entre las cosas del abuelo. Hace compañía, agradable compañía. Sobre todo, a las personas que no pueden ver (mi Aita fue uno de ellos). Incluso a las que no quieren ver. También hace buena compañía con un café de puchero, café de olla gallego; reminiscencias do Camiño. Café con mixturas pocimales de orujos prohibidos, orujos familiares. Añejos recuerdos de queimadas cafetales con aromas a canela y una llamarada purificadora, que hace cantar a sus volutas en su camino hacia luminarias celestiales. 

Oración de los peregrinos.

Sé para nosotros
compañero en la marcha,
guía en las encrucijadas,
aliento en el cansancio,
defensa en los peligros,
albergue en el camino, 
sombra en el calor,
luz en la oscuridad,
consuelo en los desalientos,
y firmeza en nuestros propósitos.


Esta es la noche en que los bosques suspiran.
Ven conmigo.
Hay gente que no puede hablar,
sin sonreír.

Rosa helada,
color púrpura.
Silencio.