En mis manos tengo un pequeño libro. Se titula El áspero sendero. Es de Dulce María Loynaz, una escritora cubana:
Fue su amor el amor de los amores porque supo, olvidando sus dolores, amar la Humanidad por quien sufría.
Más adelante nos dice:
Al mundo le ofreció su amor intenso y -con ser ese mundo tan inmenso- ¡su Amor era más grande todavía!
Una imagen se define por sí sola. En un mundo lleno de impactos desaforados, en este lugar se ha ido creando en el tiempo un espacio de paz entrañable y familiar, en equilibrio con todo lo que nos rodea; tan accesible y cercano, que todos podemos tomar parte.
“No hay edad para el Amor. No hay medida para amar”
En él, encontraremos gestos de complicidad llenos de ternura. Otras veces lágrimas del manantial de la vida. Una mano amiga que sostiene a otra mano; un abrazo, una conversación y cercanía, mucha cercanía. Todos estos gestos tienen el don de la gratuidad y la armonía. Lourdes es un Universo al alcance de todos.
San Agustín en su libro Confesiones, comparte con nosotros sus certezas:
En cuanto a los tiempos pasados, que ya no existen, o en cuanto a los futuros, que aún no existen, ¿quién puede medirlos, a no ser que alguien se atreva a decir que se puede medir lo inexistente?
Lourdes es un Camino a la Esperanza. Unidos haremos eterno su mensaje.
Escuchemos la música del Silencio: Hildegard von Bingen "Caritas abundat in omnia" by Elfenthal.
Caritas abundat in omnia
de imis excellentissima super sidera
atque amantissima in omnia
quia summo regi osculum pacis dedit
La caridad abunda en todo
y es excelentísima sobre las estrellas
y amantísima en todo
pues, al sumo rey, dio un beso de paz.