Incluso el viento que silba
entre las hojas de las cañas
me hace más compañía
durante las noches solitarias de otoño
(De la Novela de Genji (I) Esplendor. De Murasaki Shikibu.)
Hace tiempo que te ausentaste dejando un vacío difícil de
llenar. Mucho me temo que no volverás: en la penumbra veré tu rostro emerger
detrás de la casa vacía de vida.
Recuerdo las tardes
de final del verano. Juntos contemplábamos desde la ventana el arce que hay en
el jardín trasero de la casa. Sus hojas comenzaban a adquirir diferentes
tonalidades que se asemejan a los
colores de la piel de la fruta del mango: rojos granate con pequeñas
tonalidades purpúreas.
Al caer la tarde,
en mi soledad, el cielo se llena de nubes de tormenta; creo que esta noche no
habrá luz de luna.
- La tormenta se
desata.
Sus sonidos
acrecientan un sentimiento de vacío que todo lo invade. El ruido es
ensordecedor. El agua de lluvia golpea
los cristales de la ventana y el viento se abre paso entre los entresijos de la casa.
- Música celeste.
Al amanecer, un
manto de agua lo cubre todo y las hojas del arce parecen rejuvenecer sus
colores: son más vivos. Colores vivos
pero efímeros.
- Sigo recolectando
hojas.
Esta es buena época
para recolectar los colores de las hojas. Están vivas y sus pigmentos son
puros, yo diría que primigenios. Son parte de la creación de la Naturaleza. El
otoño se acerca de forma adelantada, y quizás no sea buen presagio pues anuncia
un invierno anticipado y duro. Pero si así lo queremos, nada nos pueda distraer y sería un “pecado” dejar de disfrutar de tanta
belleza.
- De vez en cuando,
al caminar, mirad al suelo.
“La música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas"