martes, 25 de febrero de 2014

Arquitectura Negra - Canicosa de la Sierra

Después de Nájera, por la LR-113, avanzamos sin ninguna prisa contemplando los paisajes de tonos ocres y tristes como la mañana, en una carretera sin coches y sin gente, toda llena de silencios y con animales de mirada indiferente, cruzando pueblos en apariencia abandonados. La fría mañana invitaba a eso, al abandono.
 
Nos cruzamos con el alcalde de no sé qué pueblo cercano, y en esa desolación habitada y ausente hablamos del grafeno, de una mina que había más arriba en la montaña.
 
Después de pasar Neila llegamos al Collado. La carretera estaba nevada y las ramas de los arboles dobladas por el peso de la nieve caída. Acongojado, subí en segunda; después bajé en primera, sin apenas disfrutar del paisaje debido a las circunstancias. Más tarde llegué a pensar que en aquel lugar podía haber aparecido el ejército de Aníbal con sus elefantes y todo… ¡Qué imaginación la mía!
 
En Quintanar de la Sierra paramos para un buen hamaiketako.
 
Y llegamos a Canicosa de la Sierra. Llegar y ¡zas!, se rompe la cabeza del cable de embrague. La del coche, claro está; mi cabeza está rota hace tiempo y no tiene cables. Era viernes por la tarde, unos sudores fríos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo y me invadieron las entrañas una flojera que nada tenía que ver con  el frío. Hubo que llamar al seguro y a la grúa, y  entonces es cuando empecé a conocer de verdad a la gente de la Sierra, los serranos. Por su parte, todo  fue  atención y ayuda. ¡Buena gente, a fe mía!   
 
-Gracias Fermín, el de Talleres Alonso de Palacios de la Sierra. Ya me dijo el chófer de la grúa (no sé su nombre) que eres un manitas. Sabes, aquí en Zumaia, a la vuelta, en el taller me dijeron que hiciste un trabajo increíble, casi bello. Fermín, tú y yo sabemos que no hay nada mejor que un buen artesano amante de su trabajo.
 
Ya más tranquilos, llegamos a la casa rural La Ermita, al encuentro con los fotógrafos de Portfolio Natural. Ellos a sus cosas, yo a las mías.
 
Caminando por las calles de Canicosa, acompañado, a veces, por dos perrazos mastines guardianes de rebaños de ovejas, pude hacer este trabajo en blanco y negro. Por eso lo de Arquitectura Negra.
 
El silencio, como buen compañero de viaje que es, te permite ver cosas que unos ojos distraídos no pueden: las cosas que nos rodean. Esas cosas inertes pero bellas, llenas de historia. A veces, piedras desnudas que un día fueron habitadas y hoy están llenas de ausencia. Luego, vuelta a La Ermita otra vez.
 
Bueno, aquí os hablaré de Fran y de su casa, de sus manos para la cocina, además de su sabiduría micológica y de su sonrisa. Una casa bella, de una calidez especial, no solo por la chimenea en la mitad de la sala, con su crepitante fuego de leña, sino por su cocina de las de antes, “la económica”, esa que da un toque especial a todos los alimentos. El fin de semana fue un festín para los paladares: cocina de la abuela con productos de la huerta de detrás de la casa. Después de la cena del sábado, cuando se despejó la sala, pude quedarme a leer un libro; yo solo, pero en compañía de la crepitación del fuego.
 
¿Se puede pedir más?
 
Quizás sí: menos ronquidos. Pero también tienen su encanto: ¡a ver quién se duerme antes! Con respecto a esto poco tengo que objetar, pues yo también ronco, igual que mi hermano Luis, compañero de habitación y de viaje. Pero nosotros no somos solistas, solo llegamos a  comparsas en esto de roncar. Los hay otros que…
 
-Gracias Beatriz por tus cuidados y tu amable sonrisa. ¡Qué cielo de mujer! Echaré en falta la tisana de tila alpina con pétalos de flores de azahar, pero también el flan de huevo y el yoghurt casero.
 
No es por hacer propaganda, pero mirar este enlace: www.casaruralaermita.net y después ya me diréis.
 
El domingo por la mañana salimos en grupo a “sacar fotos”. Yo, a mi ritmo habanero y cojero (de cojo): estoy pendiente del matarife para que me arregle un quiero y no puedo.
 
Al mediodía, cordero. Detrás de las ventanas estaba nevando y nosotros, dentro de la casa, calientes en todos los sentidos. Nevaba cada vez más intensamente. Yo le propuse a Luis quedarnos; por puro romanticismo estético. Lo digo por lo bonito que es ver nevar y cómo todo se cubre de un manto blanco; sobre todo, si uno está comiendo cordero con la chimenea encendida y llena de vida. Pero había que ser sensatos y nos pusimos en marcha, cada uno a sus respectivas casas.
 
¡Hasta la próxima, amigos!

Música para que respire la mente y para apreciar la belleza de una sola hierba en la nieve.

Silence de  Robert Haig Coxon


















10 comentarios:

  1. Juan tu historia es tan bonita como la vida misma, la he leido escuchando esa música tan bella y bien escogida a la que nos tienes acostumbrados, siempre me copio el enlace para escucharla más veces. Me gusta el silencio y la belleza de una simple hierba en la nieve. Las fotos también son de las que me gustan, esos detalles de la vida rural tan apacible de estos pueblecitos. Muchas gracias, gracias por mirar hacia dentro y un fuerte abrazo

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    1. Gracias de todo corazón, Compartimos una forma de "ver" las cosas. Un fuerte abrazo, Juan Ramón.

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  2. Hola Juan Ramón, como siempre un deleite poder seguir tus andanzas, en estos casos por tierras burgalesas y además con final feliz ! La verdad es que tienes toda la razón con esa encantadora casa rural La Ermita, todo un placer para los sentidos !
    Mucha suerte con esa mecanica corporal que te tienen que reparar !
    IUn abrazote de oso Kodiak, Luis

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  3. Buenos día Luis? Que tal fue la vuelta a casa? Un placer compartir esos momentos tan bonitos. Hasta pronto, Juan Ramón.

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  4. Grande JR, mirada refinada en busca de aquello que antecede a la palabra. Bravo.

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    1. Grande es reconocer lo pequeño que somos; pequeños pero no simples. Me he ruborizado con tus palabras. Benetan mila esker, Juanra.

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  5. Hola Juan Ramón:
    me estás dando una envidia tremenda porque he pateado mucho por todos esos pueblos pero siempre en verano, me has abierto la ilusión de recorrerlo en invierno, tendré que buscar un acompañante. un abrazo

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    1. En otoño o invierno las esencias prevalecen sobre lo evidente. ¡Animo! Juan Ramón.

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  7. Kaixo Juan Ramon.
    Argazki ederrak. Baina seguru batzuk hobeto egongo liratekeela koloretan: Mirórena, aulkia azpian duen leihoarena...
    Eskerrik asko, jarraitu gu harritzen.

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