“En estos días la gente busca conocimiento, no sabiduría.
El conocimiento es del pasado; la sabiduría, del futuro”.
Son palabras de
Vernon Cooper, de la tribu Lumbee en Carolina del Norte.
Tras una buena
noche en el albergue de San Antón, en Melide, al final de la Rúa San Antonio,
apenas despiertos, se nos une “gente alada”. Es el amigo de Danel.
Nosotros ya hemos desayunado. El gorrión creo que no. Difícil lo tiene entre
tanta colilla de tabaco. En la fotografía ya no aparecen; me he dedicado con el
Photoshop a limpiar el suelo del exterior del albergue de la Xunta para
armonizar la imagen; con carácter retroactivo.
Tres kilómetros
hasta Arca Do Pino, veintidós hasta Compostela. Melide ya es un recuerdo.
Al final de un
pequeño bosque de eucaliptos, en A Rúa, encontraremos este memorial dedicado a
una peregrina irlandesa, Myra Brennan.
“And shall have some peace there for peace comes droping
slow”.
“Y habrá paz allí para que la paz caiga lentamente”
Es un pensamiento de William Butler Yeats, un
escritor irlandés que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en
1923.
El memorial ya es
de todos. Los peregrinos, a su paso por este lugar, dejan sus promesas y sus
recuerdos de los ausentes, que aquí se
hacen presentes; también las pequeñas piedras a modo de ofrenda traídas en las
mochilas al inicio de cada camino; algunas desde los hogares de origen. Las
piedras también son seres vivos y orantes.
Estamos en Arca Do
Pino, también Pedrouzo. En este lugar las imágenes se suceden de forma casi
acelerada. Apenas queda ya distancia a Compostela.
- Tierra baldía.
Sobre tu corteza
crecen las espigas secas y desordenadas.
El abandono se
adueña de ti. Tierra baldía.
Mis pasos apenas te
hieren porque no hay vida en ti. Tierra baldía.
Nadie vendrá a recogerte
y tus frutos se agostarán. Tierra baldía.
Al amanecer alguien
se olvidó de ti; hasta la luz se ausentó. Tierra baldía.
El poeta inglés Thomas
Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot, Premio Nobel de Literatura en 1948,
en su libro de poemas La tierra baldía, dice
en el primer verso:
"Abril es el mes más cruel" (April is the
cruellest month).
Ahora es julio, la
canícula y el abandono también son crueles. El camino se acaba, ¿no es cruel?
El bosque de San
Antón. De buena mañana… Nada, no hay manera. Tantos caminos a mis espaldas y en
ninguno de ellos he encontrado el silencio de la niebla y un haz de luz cuando
lo rasga.
El orballo de la
mañana empapa, es casi invisible a nuestros ojos, pero los colores de la masa
arbórea se multiplican; todo se llena de silencio; los pájaros ya no cantan.
Solo escucho el sonido de mis pasos al pisar el manto de hojas. Ya no cantan.
Voy y vuelo en el
bosque; avanzo y retrocedo sin temor al tiempo. Parece como si buscara un agujero
para ir y volver; el agujero de gusano, el camino del espacio-tiempo. Voy y
vuelvo.
Vuelve la luz rompiendo
las tinieblas. Es como si procediera de varios focos y sus haces se posan allí
donde la oscuridad se retira sin apenas tiempo para ello.
Y otra vez la
barbarie reina en un hito (lo prefiero a la palabra mojón que tiene otras
acepciones menos románticas). Transcribo en su totalidad lo allí escrito:
“Fac pipuo pelerin cismi cant for katepla espan”
No tengo ni idea de
su significado… Si alguien lo puede traducir podría ser muy didáctico por su
magnitud y su trascendencia. Esto último es pura ironía; la mía.
Amenal, el bosque
se termina. Ya no hay manto de hojas, solo tierra reseca. Las nubes no están en
el cielo, están en la tierra; las nubes
ahora son de polvo. ¿Acaso nos recuerdan algo?
Kilómetro 13,
Cimadevilla. Una ofrenda, otra basura y ganas de eternizarse; con lo bello que
es el anonimato. Quizás todo esto es fruto de complejos personales. ¡Pero si
todos somos queridos y amados! Silencio. Silencio para que cada uno pienso en
ello.
¿Cuál es el
silencio de las palabras? ¿Quizás su ausencia? Silencio.
Es una buena forma
de hacer Camino. Silencio.
San Paio, el túnel
que hay debajo de la autovía. Una vez más desean eternizarse y en una pared
plúmbea dejan su rastro de nuevo.
Compostela,
Santiago de Compostela, de nuevo hemos llegado. ¡Gracias Señor Santiago!
Llegamos de nuevo.
Y cerca de la Praza Obradoiro…
“Soy una persona muy triste, tengo dos niños, no tengo
casa, no tengo trabajo. Por favor, una moneda para comer. Ayúdame por favor.
Gracias”.
Algunas cosas
seguimos viéndolas desde lejos. Ellos también están en el Camino.
Contemplo en un silencio orante a La Piedad de la
iglesia de San Fructuoso; también conocida como la “Iglesia de las 4 Sotas”. Otra vez buscando el Silencio y también el
frescor de sus piedras… y la vuelta a la realidad. En uno de sus muros hay una
calavera tallada en piedra con este lema:
"Ut video vidi. Sicut me videtis videtis.
""Como te ves, yo me vi. Como me ves, tú también te verás".
Algo parecido hay
tallado en piedra en el frontispicio del camposanto de Los Arcos en Navarra, a
la vera del Camino, a la derecha:
“Yo que fui lo que tú eres, tú serás lo que yo soy”
Unas líneas
dedicadas al recuerdo de dos peregrinos que marcharon a la casa del Padre por
el Camino de la Luz en el 2016.
Vital Van Espen, alma mater y
presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Lescar,
Francia. Vivió ochenta y siete años apasionadamente dedicados a su familia y el
Camino. Él nos continuará protegiendo haya donde se encuentre.
Jesús María Luaces Escontrela de
Zumaia, en el Camino del Norte. Peregrino enamorado del Camino y buena persona.
Infinidad de caminos a sus espaldas recorridos de forma sencilla y silenciosa.
Él también nos protege.
Y tantos peregrinos
de todo el orbe. Ellos nos anteceden por los caminos de las estrellas.
¡Buen Camino
Peregrinos! Ultreia et Suseia!
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