El invierno transforma las hojas de los árboles.
Una mirada cambia toda una vida.
Del Tao Te King de Lao Tse.
LXXIX
Después de hacer las paces entre dos partes que se odian
siempre queda algo de rencor.
¿Acaso es esto satisfactorio?
Por eso, en un acuerdo, el Sabio prefiere la peor parte
y cumple con lo pactado,
pero no culpa al otro.
El hombre virtuoso cumple con su obligación.
El que no tiene virtud exige siempre a los demás.
El Camino del Cielo es imparcial,
pero siempre está de parte del hombre bueno.
Lie Zi, el Libro de la Perfecta Vacuidad.
16. Yang Zu dijo: Los hombres no consiguen vivir en paz y tranquilidad por cuatro motivos: el primero, la longevidad; el segundo, la fama; el tercero, el rango social; el cuarto, las riquezas. Estás cuatro cosas provocan el miedo a los espíritus y el miedo a los hombres, el temor al poderoso y el temor al castigo.
La hoja se quedó atrapada en un Cielo de tormenta.
El viento dejó de soplar.
- La ciénaga es profunda, la tierra se resquebraja; ya no sostiene los pasos de los justos. La senda se pierde en la niebla y la vegetación se agosta. Tendremos que caminar lentamente hasta llegar al Corazón del Mundo.
Entonces, recogeré hasta el fin de los tiempos cada oración, y mi alma peregrina las elevará a los cielos. Unid vuestras manos y abrid las puertas de Shambhala. Dejad que el Arco Iris dé color a vuestras vidas.
Shambhala en el budismo.
En la tradición budista tibetana Shambhala (o Sambhala) es un reino mítico oculto en algún lugar más allá de las montañas nevadas del Himalaya.
La localización de Shambhala y su naturaleza son objeto de disputa. Mientras algunas tradiciones afirman que existe realmente, otros afirman que es un lugar intangible al que sólo se puede llegar a través de la mente.
Se dice que cuando el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté perdido, el rey de Shambhala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada.
Entonces creerás que lo has visto todo.
Y todo se ocultará.
Paisajes sonoros. Autor, Giordano Trivellato.
Como siempre, Juan Ramón: Impresionante, tanto textos como fotos.
ResponderEliminarUn abrazo